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domingo, 20 de noviembre de 2016

¡TIERRA TRÁGAME!

¡Hey,holii,aloha! ¿Cómo os va la vida? Parece que hace siglos que no subo post pero ya sabéis como es la inspiración que llega en el momento más inesperado. 
Hoy es uno de esos días en los que me apetece divertirme y que la gente se divierta conmigo por ello os traigo unas cuantas anécdotas  totalmente verídicas con las que espero que os echéis unas risas. 

Todos hemos vivido momentos en los que desearíamos ser invisibles o directamente que la tierra nos tragara para no tener que soportar las miradas del resto clavándose en nosotros. Aunque, es cierto que a veces es todo producto de nuestra imaginación y nadie nos está mirando. Yo debo admitir que soy experta en esto porque suelo cagarla constantemente y mi reacción natural es ponerme roja hasta las orejas. Como prueba de ello he aquí unos ejemplos...

1. Rugido de tripas 
Esto es una de las cosas que más odio y que me ocurre con más frecuencia. Ese momento en el que estás en clase y tienes tanta hambre que sabes 100% seguro que te van a sonar las tripas y empiezas a toser, a beber agua, a moverte en la silla, a contraer el abdomen... Haces todo lo posible para evitarlo pero siempre se escapa algún rugido y miras a los lados con disimulo esperando ver a la gente mirándote con extrañeza pero en realidad nadie ha reparado en ti porque la mayoría de las veces ni siquiera lo han oído. Aunque esto me ha ocurrrido en incontables ocasiones, hubo un día en especial que jamás olvidaré. Recuerdo que estaba en clase de lengua y teníamos que leer un libro. Había uno de esos silencios tensos en los que parece que el aire podría cortarse con un cuchillo, una situación incómoda en mi opinión. Bueno el caso es que estaba contando los minutos que quedaban para el recreo porque notaba como mi tripa empezaba a hacer de las suyas, cuando de repente sonó un auténtico rugido. Vamos que parecía que un león se había colado en el aula. Yo estaba alucinando pues tenía claro que ni de coña había sido mi tripa. Entonces me giré a mi derecha y vi a mi amiga intentando no reírse con la típica sonrisa "pre-descorone", no me costó saber porqué, vamos que la tía se había tragado al león enterito. Lo mejor de todo es que los de detrás también lo habían escuchado y al final nos empezamos a partir de risa los cuatro. El resto de la clase estaba en plan WTF y yo en ese momento pensé se acabó el drama ¡que a todo el mundo le suenen las tripas!

2.Risa tonta
Si hay algo incómodo en el mundo eso es reírse de algo que a nadie más le ha hecho gracia y no poder parar aunque en realidad no quieras seguir riéndote. Me ha ocurrido tantas veces que es difícil elegir un momento, pero es verdad que hay uno que resalta sobre los demás. 
Esto fue hace muchos años, mi edad rondaría los doce o así, estaba en misa porque por aquella época debía ir todos los domingos si quería que me dejarán hacer la comunión. El caso es que solíamos cantar la canción de "Gloria al señor, aleluya. Gloria al señor, aleluya." no sé si sabréis cual es, yo nunca sabía cuándo terminaba la dichosa canción y siempre solía decir más aleluyas de la cuenta, ese día no fue para menos. Toda la iglesia se quedó en silencio y yo muy chula seguí cantando y obviamente me quedé solísima. Estaba tan nerviosa que empecé a reírme sin parar. El cura seguía con su sermón y yo intentando taparme la boca sin éxito, para más inri mi amiga también estaba partiéndose de risa por lo que cuando conseguía parar la miraba y volvía a lo mismo otra vez, vamos lo que suelen llamar un círculo vicioso. Y yo solo podía pensar tierra trágame ya. 

3. Escupir con la boca llena 
Y llegamos a mi favorita. Podría jurar ahora mismo que esto me ha pasado unas diez veces en los últimos dos años y siempre. SIEMPRE en la cara de otra persona. No me preguntéis porqué, es como que cada vez que bebo algo y me hacen reír me es imposible tragar previamente para evitar la hecatombe. Por ser esto lo que más me ha ocurrido os contaré dos anécdotas en lugar de una.
Hará unos dos años me apunté a un intercambio para ir a Francia con el instituto. Cuando mi francesa vino a España fuimos a tomar un yogur helado al "Llao llao", era el primer día que estaba conmigo y habríamos intercambiado unas tres frases, no más. Yo estaba comiendo y mi amiga me hizo reír a carcajadas diciendo una de sus tonterías con la mala suerte de que la francesa estaba sentada justo frente a mí. Así que ya os imaginaréis lo que ocurrió, sí, la escupí en toda la cara, una estupenda primera impresión, ¡bravo!
Lo segundo me ocurrió hace mucho más tiempo; tres o cuatro años aproximadamente. Mi prima estaba saliendo con un chico que de hecho es su novio actual. Yo aún no le conocía en ese entonces y aquella era la primera vez que comía con él en la misma mesa. Recuerdo que estaba bebiendo coca cola y dijeron algo súper gracioso, tanto que el líquido me salió hasta por la nariz y obviamente también cayó en toda la cara del pobre chaval. ¡Imaginad la situación! "Estas cosas solo me pueden pasar a mí, maldita sea mi suerte" pensé en aquel momento. Por suerte el chico empezó a reírse después y no parece que piense en mi como la prima chiflada que le escupió en la cara... A veces me saluda y todo(...) jajajjajaaj. 

4. Cuando mi padre estornuda
Esto os parecerá extraño o puede que incluso penséis que exagero, pero no amigos, esto es verídico. Cuando mi padre estornuda tiembla el maldito suelo, os aseguro que si tuviera que comparar el sonido con algo sería con una bomba nuclear .Me ha ocurrido muchas veces, ir con él a comprar al supermercado y aun estando a tres pasillos de distancia he escuchado su estornudo como si lo tuviera al lado. Para poneros en situación es algo así como: ¡¡¡¡AJIIIUUUJU!!!! 
Pues un día tuve que ir a una tienda de telefonía móvil para conseguir un duplicado de mi tarjeta. Estaba allí tan tranquilamente hablando con el dependiente, que era bastante majo todo sea dicho, cuando de repente mi padre estornudó. El tiempo se detuvo, literalmente toda la gente que había en la tienda e incluso algunas personas que pasaban por delante de la puerta se giraron a mirarnos boquiabiertos. Después obviamente empezaron a reírse sin parar pero yo para entonces ya estaba roja como un tomate fingiendo que miraba algo super interesante en  mi móvil (con la pantalla apagada, por supuesto) y por si no estaba suficientemente avergonzada mi padre y el dependiente se pusieron a bromear sobre ello. En ese momento no sabía si esperar a que la tierra me tragara o si coger una pala y ponerme a cavar una fosa yo misma. 

5. Cuando le das el móvil a alguien y le da a me gusta a una foto de instagram
Sé que esta es muy típica pero tenía que mencionarla porque solo me ha pasado una vez y fue como si el destino se confabulara en mi contra.
Estaba con dos amigas cotilleando instagram como de costumbre y me dijeron que me metiera en el perfil de una chica a la que yo no seguía. Esta resultó ser la chica que llevaba todo el año mirándome mal y cuchicheando sobre mí con sus amigas y pensaréis que estoy paranoica pero no, creedme que no. Era entrar a la cafetería del instituto y PAM su mirada se cruzaba con la mía y ya me estaba disparando con los ojos. Bueno a lo que iba, querían que mirara su perfil para ver un vídeo que había subido leyendo un poema que había escrito. La verdad es que el vídeo era tronchante porque ponía cara de inspiración y la típica voz que ponemos cuando filosofamos. Pero no fue en este vídeo donde la manazas de mi amiga dio MG, no. Tuvo que darle me gusta a una foto en la que salía ella con su hermano al que le había ocurrido algo hacía bastante tiempo y era la típica foto con un textaco enorme. Quité el me gusta lo más rápido que pude y obligué a mi otra amiga a darle a me gusta también ya que ella si que se llevaba bien con la chica en un estúpido intento de que pasara desapercibido mi me gusta gratuito. Pensándolo en frío no fue para tanto pero os digo una cosa, que razón tiene aquel que dijo que el karma actúa rápido. Nosotras nos reímos de su vídeo y yo quedo de stalkeadora dando MG justo a esa foto. Guay. 

Bueno y hasta aquí puedo leer. Como dije con el anterior post puede que siga buscando más anécdotas para hacer una segunda parte y que así podáis flipar un poco más con mi mala suerte.
¡Gracias por leerme!

Bye bye, adioos, aloha!

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